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El año pasado, El Salvador registró su tasa de homicidios más baja en tres décadas, dijo el gobierno el miércoles, elogiando la controvertida guerra del presidente Nayib Bukele contra las pandillas.
El total de 154 asesinatos registrados en el país de 6,6 millones de habitantes representó una tasa de 2,4 por cada 100.000 habitantes, frente a 495 asesinatos en 2022, dijeron las autoridades.
La tasa es casi un tercio menor que el promedio mundial calculado por las agencias de la ONU.
Cuando Bukele asumió el poder en las elecciones de 2019, el país centroamericano azotado por la pobreza tenía una de las tasas de homicidios más altas del mundo, 38 por cada 100.000 habitantes, y las bandas de narcotraficantes controlaban el 80 por ciento del país, según el gobierno.
Bajo un estado de emergencia aprobado por el Congreso en marzo de 2022 y renovado repetidamente desde entonces, las autoridades han encarcelado a más de 75.000 presuntos pandilleros, de los cuales alrededor de 7.000 han sido liberados desde entonces.
Bukele, que se encuentra de licencia oficial antes de las elecciones de febrero, se jactó el miércoles en X, antes Twitter, de que El Salvador es ahora «oficialmente el país más seguro de toda América Latina».
El Ministro de Justicia, Gustavo Villatoro, lo reiteró en una conferencia de prensa, diciendo que la tasa de homicidios de El Salvador es ahora la segunda más baja de América después de Canadá.
Villatoro celebró lo que calificó como una «decisión valiente para enfrentar las estructuras criminales».
La guerra de Bukele contra las pandillas violentas le valió la adoración de una población cansada del crimen.
Los propietarios de pequeñas empresas, los vendedores ambulantes y los residentes están celebrando su nueva liberación de las pandillas que exigían dinero para protección y libraban batallas territoriales que cobraron la vida de muchos civiles.
Pero la campaña ha provocado alarma entre grupos de derechos humanos, Estados Unidos y las Naciones Unidas sobre arrestos arbitrarios, condiciones carcelarias inhumanas y un creciente autoritarismo.
Bukele anunció que se postularía para otro mandato después de que la Corte Suprema le permitiera postularse para la reelección, lo que desató un intenso debate sobre la constitucionalidad de la decisión.
La constitución de El Salvador impone límites de un mandato a los candidatos presidenciales, excluyendo a cualquiera que «haya servido como presidente de la república durante más de seis meses, consecutivos o no» en los seis meses anteriores al nuevo mandato presidencial.
En diciembre, el Congreso, dominado por los aliados de Bukele, le concedió una licencia de seis meses que se extiende hasta finales de mayo, cuando expira oficialmente el mandato del presidente.
Las elecciones están previstas para el 4 de febrero.
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