SAO PAULO (Reuters) – La deforestación en la selva amazónica de Brasil cayó un 56,8 por ciento en septiembre respecto al año anterior, según mostraron el viernes datos del gobierno, mientras la región lidia con una sequía histórica.
La superficie total despejada en el Amazonas en los primeros nueve meses del año cayó un 49,5%, según datos preliminares de la agencia de investigación espacial de Brasil, INPE.
Poner fin a la deforestación ilegal es una prioridad de la administración del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, tanto a nivel internacional como nacional, después de que la destrucción de la selva tropical se disparara durante el gobierno de su predecesor Jair Bolsonaro.
En septiembre, la ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, anunció objetivos climáticos más ambiciosos para el país en la cumbre de la ONU en Nueva York.
La deforestación y los incendios suelen aumentar en el Amazonas en agosto y septiembre, cuando el clima se vuelve más seco. Los incendios forestales en la región el mes pasado cayeron un 36 por ciento, mejorando en 2022 desde el peor septiembre en más de una década.
Pero los datos optimistas llegan cuando el Amazonas sufre su peor sequía en 40 años, lo que aumenta el riesgo de incendios forestales.
La sequía ha provocado que bajen los niveles de agua de ríos clave de la región e impidió que las comunidades locales accedan a alimentos y agua potable.
El mes pasado, Suiza y Estados Unidos donaron 8,4 millones de dólares al Fondo Amazónico Brasileño para ayudar a proteger la selva tropical más grande del mundo.
Información de Peter Frontini; edición de Diane Craft
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