Según datos proporcionados por el Registro Civil, a 20 años de la entrada en vigor de la ley de matrimonio civil -que regula el divorcio en Chile- más de 700 mil parejas decidieron poner fin a su matrimonio y sólo en 2023 se registraron 38.093 divorcios, la mayor cantidad – la cifra más baja desde 2008.
Sin embargo, la redacción de esta ley dio lugar en su momento a un intenso debate que duró casi una década antes de su promulgación y su posterior publicación en el Diario Oficial el 17 de mayo de 2004. En ese momento, el país se convirtió en la última nación latinoamericana. para legalizar el divorcio.
Así lo explicó Jorge del Pico Rubio, académico de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Talca, quien recordó que «hubo choques de convicciones morales, religiosas y políticas. Esta fue probablemente la propuesta que más opiniones recibió, pero no es que la ley generara la ruptura de parejas. La normativa lo que hace es certificar el fin de esa relación, y hasta la fecha funciona bien. «El número de secciones no ha aumentado proporcionalmente, es una realidad efectiva y legalmente sancionada que está ahí».
«A lo largo de la segunda mitad del siglo XX se intentó en Chile lograr una ley de divorcio. El golpe militar fue muy dañino y paralizó el interés por los asuntos más privados, pero con la restauración de la democracia, la legislación sobre la ruptura de las parejas, los matrimonios y especialmente la situación de los hijos e hijas nacidos fuera del matrimonio pasó a ser una prioridad», explicó el profesor quien también fue asesor de este reglamento, y actualmente es director del Centro para los Derechos de las Minorías y la Gestión de la Diversidad de la Universidad.
En este sentido, señaló que “los derechos no reconocidos de los niños y niñas son absolutamente discriminados contra los niños nacidos dentro del matrimonio. El número de hijos ilegítimos era tal que se estimaba que hacia 1997, si no me equivoco, nacerían en Chile más hijos fuera del matrimonio, y esto sin duda fue un incentivo para iniciar un debate serio sobre una posible ley de matrimonio civil. .’
Una realidad social en evolución
Han pasado dos décadas desde que la ley entró en vigor y, en opinión del académico, “en el ámbito de las relaciones de pareja y familiares, 20 años es mucho tiempo y la realidad social está cambiando. La ley fue aprobada y entró en vigor en 2004, pero fue diseñada en gran medida para lo que estaba sucediendo en ese momento y especialmente lo que sucedió antes.
“Pero, por supuesto, cuestiones como el matrimonio igualitario no se abordan en la ley y tampoco era apropiado hacerlo. Pero en materia de sociedad conyugal, es decir, el régimen patrimonial del matrimonio y de las uniones de hecho, todavía hay mucho por avanzar”, expresó.
Al ser consultado sobre las diferencias entre la ley de divorcio y el Acuerdo de Unión Civil, el académico enfatizó que este último «es básicamente un estatuto de la pareja, mientras que la ley civil y de matrimonio igualitario es una institución relacionada con la familia, pero tenemos que hacer un esfuerzo por decidir qué regula cada uno de estos organismos reguladores.
Finalmente, el especialista comentó que una de las “innovaciones que introdujo la ley sobre matrimonio civil es que abrió el campo para la celebración de dos formas, la civil y la religiosa, y en el caso de la religiosa, reconocida por el régimen civil. Pero a pesar de que había mucha expectativa de que se utilizara, la verdad es que es mucho menor de lo que se pensaba”.